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Julieta Cardona

11/02/2017 - 12:05 am

Cambié de opinión

Ya no aspiro a un epitafio porque el sepulcro me parece obsceno. No prometo, sí decepciono. Bueno, a veces prometo; a veces, también, decepciono. Me rompo sola. Y juro, también, a veces en vano. Y cambio de opinión. No tengo la vida resuelta. La muerte sí.

La tumba de Hank. Foto: Google

Tengo un momento favorito más por conveniente que por favorito: es cuando digo que cambié de opinión. He jurado en vano –queriendo y también sin querer– y he mantenido montones de promesas durante un buen rato hasta que se rompen solas. He sido más mujer de obra que de palabra. Y, sin embargo, he permanecido constante en una sola cosa: cambiar de opinión.

Hace poco dejé de alimentar una obsesión que tuve con los epitafios. Me maté muchas veces para decidirme entre cuatro leyendas: «¿Recuerdas cuando me rapé?»; «Perdón, padres, por convertirme en una mujer que no amé»; «Intenté ser libre»; «Fui feliz». Ninguna es buena, ni auténtica, ni sobria, ni inolvidable, ni fina porque cada epitafio es como yo.

Vivo en el DF. Amo esta ciudad. La amo más porque aquí vive mi ex novia y me gusta encontrarla; qué va: me revuelca entera todavía. Le cierro un ojo de lejos, se pone nerviosa, le dice cualquier tontería a su amante en turno, me manda un mensaje que dice “Basta” y así hasta que volvemos a encontrarnos. Me prometí quedarme en esta ciudad para cuando ella me mandara un beso de regreso, pero cambié de opinión.

Volteé hacia otro lado. He decidido andar desde este costado que es el plan B de la misma oportunidad que tomo íntegra. Que necesito. Voy a tomar trenes, aviones, autobuses; voy a caminar, andar en bici, en patineta, a romperme la madre en patineta; voy a pedir aventón, y cómo no, voy a atravesar continentes para separarme de esta mujer que sigue calándome bien hondo.

Ya no aspiro a un epitafio porque el sepulcro me parece obsceno. No prometo, sí decepciono. Bueno, a veces prometo; a veces, también, decepciono. Me rompo sola. Y juro, también, a veces en vano. Y cambio de opinión. No tengo la vida resuelta. La muerte sí.

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